Nota di Radio Spada: continua
come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico
Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com.
Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico
spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed
affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico
integrale, che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e
la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)
Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)
LA DOLOROSA AGONÍA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL EL HUERTO DE GETSEMANÍ, Segunda Reflexión para el Jueves Santo, tomada de “Un Llamamiento al Amor”
En la Cuaresma de 1923, Nuestro Señor reveló a Sor Josefa
Menéndez los sentimientos de Su Corazón durante su Sagrada Pasión. Sor Josefa recibía de rodillas las confidencias de su Maestro y mientras El hablaba, las escribía. Estas páginas contienen, en parte, esas divinas confidencias.

Getsemaní
Josefa, ven Conmigo, vamos a Getsemaní… Deja que tu alma se penetre
de los mismos sentimientos de tristeza y amargura que inundaron la mía
en aquella hora.
Después
de haber predicado a las turbas, curado los enfermos, dado vista a los
ciegos, resucitado a los muertos… después de haber vivido tres años en
medio de Mis Apóstoles para instruirlos y confiarles Mi Doctrina… les
había enseñado, con Mi ejemplo, a amarse, a soportarse mutuamente, a
practicar la caridad lavándoles los pies y haciéndome Su alimento. Se
acercaba la hora para la que el Hijo de Dios se había hecho hombre…
Redentor del género humano, iba a derramar Su Sangre y dar Su vida por
el mundo… En esa hora quise ponerme en oración y entregarme a la
Voluntad de Mi Padre. ¡Almas queridas!
Aprended
de vuestro modelo que la única cosa necesaria, aunque la naturaleza se
rebele, es someterse con humildad y entregarse a la Voluntad de Dios.
También quise enseñar a las almas que toda acción importante debe ir
prevenida y vivificada por la oración, porque en la oración se fortifica
el alma para lo más difícil y Dios se comunica a ella, y la aconseja e
inspira, aun cuando el alma no lo sienta. Me retiré al huerto con tres
de Mis Discípulos para enseñaros, almas amadas de Mi Corazón, que las
tres potencias de vuestra alma deben acompañaros y ayudaros en la
oración. Recordad con la memoria los beneficios divinos, las
perfecciones de Dios; Su Bondad, Su Poder, Su Misericordia, el Amor que
os tiene.
Buscad
después con el entendimiento cómo podréis corresponder a las maravillas
que ha hecho por vosotras… Dejad que se mueva vuestra voluntad, a
hacer por Dios lo más y lo mejor, a consagraros a la salvación de las
almas, ya por medio de vuestros trabajos apostólicos, ya por vuestra
vida humilde y oculta, o en el retiro o silencio por medio de la
oración. Postraros humildemente, como criaturas en presencia de su
creador, y adorad Sus designios sobre vosotras, sean cuales fueren,
sometiendo vuestra voluntad a la divina. Así me ofrecí Yo para realizar
la obra de la Redención del mundo. ¡Ahí ¡Qué momento aquel en que sentí
venir sobre Mí todos los tormentos que había de sufrir en Mi Pasión: las
calumnias, los insultos, los azotes, la corona de espinas, la sed, la
Cruz!… Todo se agolpó ante Mis ojos y dentro de Mi Corazón.
Al
mismo tiempo vi las ofensas; los pecados y las abominaciones que se
cometerían en el transcurso de los siglos, y no solamente los vi, sino
que me sentí revestido de todos esos horrores y así me presenté a Mi
Padre Celestial para implorar Misericordia. Me ofrecía como fiador para
calmar Su Cólera y aplacar Su Ira. Pero viendo tanto pecado y tantos
crímenes, Mi naturaleza humana experimentó terrible angustia y mortal
agonía, hasta tal punto, que sudé sangre. ¡Oh! Almas que me hacéis
sufrir de esta manera, ¿será esta Sangre salud y vida para vosotras?…
¿Será posible que esta angustia, esta Agonía y esta Sangre sean inútiles
para tantas y tantas almas?… Aquí nos quedaremos hoy, Josefa.
Permanece a mi lado en Getsemaní y deja que mi Sangre riegue y
fortifique la raíz de tu pequeñez.
Extraído de “Un Llamamiento al Amor“, Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús
a la humilde religiosa Sor Josefa Menéndez


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