Nota di Radio Spada: continua come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com. Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico integrale,  che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)

Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)

EL ACTO DE AMOR…   “Día por día, hora por hora, minuto por minuto”

Pierina Betrone nació en Saluzzo (Cúneo, Italia) el 6 de Abril de 1903. Desde muy pequeña estuvo inclinada a la piedad, soñando con ser algún día misionera, por eso, hasta en tres ocasiones intentó consagrarse en congregaciones de vida activa, pero siempre aparecieron impedimentos que cortaron de raíz sus buenas intenciones.


               Su confesor, el Padre Accomasso, le sugirió entonces entrar en el monasterio de Capuchinas de Turín. Pierina, obediente a la voz de su Director, solo acertó a decir “nada me atrae de las Capuchinas”; ingresó en el Monasterio el 17 de Abril de 1929, para tomar el hábito el 28 de Febrero de 1930, momento en el que tornó su nombre de pila por el de María Consolata.


               Fue precisamente en este día que se reveló el Sagrado Corazón de Jesús para rogarle:

“Sólo te pido esto: un Acto de Amor continuo”


A partir de ese momento, viviría una íntima unión con Aquél que es Rey y Centro de todos los corazones. Su nuevo nombre, Consolata, con el que empezaba su vida como esposa de Cristo, sería el eje de su vida: consolar al Sagrado Corazón de Jesús por tantos pecados e indiferencias. Por eso se resolvió a vivir penitente y abnegada por la Voluntad de Dios, pero oculta a los ojos del mundo ya aún a los de sus Hermanas Capuchinas.


                El 8 de Abril de 1934 hizo los votos perpetuos; fue fiel en sus diferentes labores como cocinera, zapatera y portera. El 22 de Julio de 1939, sería destinada a la nueva fundación capuchina de Moriondo Moncalieri, donde desempeñó las funciones de enfermera y secretaria.


                Su unión con el Sagrado Corazón de Jesús la llevó a convertirse en “Cirenea” de Cristo, que le reveló su dolor por un mundo cada vez más hundido en la ruindad y en la miseria del pecado. 


                Por eso, el Divino Corazón le enseñó un Acto de Amor sencillísimo que debía repetir frecuentemente, prometiéndole que cada vez que lo pronunciase salvaría el alma de un pecador y repararía mil blasfemias.

   Jesús, María, 

os amo, Salvad Almas

En esa simple fórmula se condesaban los tres amores de todo cristiano:

 Nuestro Señor  Jesucristo, la Virgen Santísima y las almas

 por las que Cristo derramó Su Preciosa Sangre

El Sagrado Corazón le reveló además:Piensa en Mí y en las almas. En Mí, para amarme; en las almas, para salvarlas

 (22 de Agosto de 1934)

Nuestro Señor le explicó que ese Acto de Amor, debía recitarlo “Día por día, hora por hora, minuto por minuto”(21 de Mayo de 1936). Y ese mismo Divino Corazón le insistía: “Consolata, di a las almas que prefiero un Acto de Amor  a cualquier otro don que puedan ofrecerme;  tengo sed de amor”

(16 de Diciembre de 1935)

   El 24 de Septiembre de 1945 sor Consolata pidió media jornada de reposo y se extendió. En Junio de 1939 se le escapó una frase de su pluma: “Me cuesta morir a pedacitos”. En su oculta situación de enfermedad y la rigurosa vida de penitencia se sumarían en breve también los difíciles años de la segunda Guerra Mundial.


               Consolata padecería literalmente el hambre, pero con la generosidad de siempre. Fue el último acto de amor: el que le costó la vida. En el invierno de 1944 su color cadavérico la traicionó. Por obediencia se sometió a una visita médica. El dictamen del médico fue simplemente: “Esta religiosa no tiene ninguna enfermedad: está extenuada”. 


               El 25 de Octubre de 1945 la radiografía descubrió la catástrofe en sus pulmones. El 4 de Noviembre partió hacia el sanatorio. Ahí permanecería hasta el 3 de Julio de 1946, cuando una ambulancia la llevaría de nuevo, consumida hasta lo imposible, al Monasterio de Moriondo. La Hermana muerte la visitó al alba del 18 de Julio.


               Que este Acto de Amor, “Jesús, María, os amo, salvad almas”, sea nuestro primer pensamiento al despertar; durante el día repítelo frecuentemente, en casa, en la calle, mientras conduces… después de las oraciones de la noche, prueba a encontrar el sueño mientras repites con cariño el Acto de Amor.