Nota di Radio Spada: continua
come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico
Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com.
Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico
spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed
affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico
integrale, che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e
la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)
Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)
SANTO DOMINGO DEL VAL, el niño martirizado por los judíos
«Y porque oímos decir que, en algunos lugares,
los judíos hicieron y hacen el día del Viernes Santo
remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo en manera de escarnio,
hurtando los niños y poniéndolos en la cruz, o haciendo imágenes de cera
y crucificándolas cuando no pueden conseguir niños.»
Rey Alfonso X el Sabio

Se llamaba Domingo de Val, y era un niño de apenas siete años que pertenecía al coro de la Catedral de La Seo (Zaragoza, España), hijo de los infanzones Sancho del Val, notario de la ciudad, e Isabel Sancho. Piadoso monaguillo, asistía a diario a los cultos además de participar con otro niños en el coro.
Cuenta la historia que el 31 de Agosto de 1250, cuando iba Dominguito de camino de la Catedral a su casa, fue engañado por un judío llamado Albayuceto quien lo condujo hacia la judería de la ciudad. Una vez llegados a una casa, un grupo de otros judíos les estaban esperando y comenzaron a torturar al pobre Domingo, al que clavaron en una cruz y le infringieron heridas hasta causarle la muerte.
Tras el crimen del inocente niño, los judíos procuraron hacer desaparecer el cuerpo. Le cortaron la cabeza y los pies, que lanzaron al pozo que tenían en la casa, mientras que el resto del cuerpo lo enterraron en la orilla del Ebro, muy cerca del actual pozo de San Lázaro junto al Puente de Piedra. Mientras, la ciudad se volvía loca buscando al niño desaparecido hasta que un día dos pescadores que estaban en el río vieron cómo un fuerte rayo de sol descendía de los cielos y comenzó a iluminar un punto concreto de la orilla. Los pescadores acudieron allí y empezaron a cavar hasta que encontraron los restos de Domingo. Se revelaba el misterio de qué había sido del niño, siendo una señal divina la que mostró dónde se encontraba su cuerpo.

Sin embargo, el milagro no se terminó ahí. De nuevo la intercesión celestial hizo que las aguas del río Ebro crecieran de forma anormal para aquella época del año y los pozos de las casas de la ciudad comenzaron a rezumar agua y a desbordarse, con lo que los pies y cabeza del niño salieron del pozo de la casa judía a la que fueron lanzados. Por fin se esclarecía el misterio y toda la ciudad vio que los responsables habían sido los judíos.

Domingo de Val fue canonizado el 9 de Julio de 1808 por el Papa Pío VII, siendo hoy en día Patrón de los infanticos (niños cantores de la Catedral de Zaragoza) y sus restos fueron enterrados en la misma Catedral donde acolitaba, en una magnífica capilla dedicada a él.
