Nota di Radio Spada: continua come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com. Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico integrale, che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)
Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)
SAN ELÍAS, Padre Espiritual de la Orden del Carmen
“Varón Evangélico antes del Evangelio, Apostólico antes del tiempo de los Apóstoles, despreciador del mundo y de todas las cosas perecederas, apasionado seguidor de lo eterno, primer Virgen, Monje y Eremita, resplandor de costumbres, regla de virtudes, Heraldo de la Virgen Sagrada. Que con la institución de la virginal castidad antecedió por mucho tiempo al Cordero sin mancha a donde quiera que hubiera de ir…”
Arnoldo Bostio (+1499)

San Elías ( del hebreo “Eliyahu”, significa “Mi Dios es Yahwé” ) nació en torno al año 900 antes de Cristo Nuestro Señor, cuando ya se había consumado la división político-religiosa del pueblo hebreo que quedó seccionado en el Reino del Norte -con capital en Samaría- y el Reino del Sur -con capital en Jerusalén-, después de la asamblea que tuvieron en el 931, en Siquén. En el reino del norte se llama desde entonces Israel y el del sur Judá.
Cuando San Elías ejerce su profetismo por encargo de Dios, reina en Israel Ajab; pero se ha casado con la cruel Jezabel, hija de Ittobaal el rey de Tiro y Sidón, que ha traído a Samaría a sus profetas y dioses fenicios, levantado un templo a los baales y ha perseguido hasta el aniquilamiento a los profetas del verdadero y único Dios, Yahwé.
Elías fue claro con el rey Ajab: le dice que por haberse apartado de Yahwé y por haber torcido sus ojos a los dioses falsos ya lleva su reino sufriendo años la sequía que ha mandado Elías; hace años que los campos se han olvidado de las cosechas, los manantiales están agostados y los animales se mueren; los hombres tienen labios resecos y Samaría entera sufre el azote de Dios.

Profeta fuerte y claro con el pueblo prevaricador. “¿Hasta cuándo cojearéis entre dos muletas?” les dice, recriminándoles por mantenerse dubitativos y negligentes entre Yahwé y los baales. Tiene que convencerles con un prodigio: Reunidos los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y él solo en lid sobrenatural para dilucidar ante el pueblo dónde está la verdad; dos novillos descuartizados dispuestos sobre el monte para el sacrificio; los profetas de los baales danzarán, cantarán, gritarán, implorarán, se harán incisiones sangrientas y entrarán en trance sin éxito; Elías invocará con sencillez al Dios de Israel y de Judá y vendrá de inmediato un fuego del cielo que hará en un instante cenizas a las víctimas y a las piedras por más que antes hubieran sido empapadas en agua.
Con los intereses de Yahwéh es fuerte y claro por encima de todo. Los cuatrocientos cincuenta profetas de los falsos dioses son pasados a cuchillo junto al torrente Cisón. Ni uno sólo escapó.
Convertido ya el pueblo al buen Dios no hace falta que continúe el castigo. Viene el agua como llega la persecución de la vengativa Jezabel que obliga a huir a Elías al desierto donde, cansado y agotado el profeta, pide ya la llegada de su fin bajo la retama. Como el desierto tiene reminiscencias de lugar encontradizo con Dios, le viene el encargo de reponer fuerzas porque el camino a recorrer es aún largo para Elías. Hace falta ungir a Yehú para rey de Israel y preparar a Eliseo como sucesor en el profetismo.

Aún tuvieron tiempo para ver al hombre de Dios pasar andando el río Jordán golpeado con su manto.
¡Cuánto debió ser el poder que Dios dio a Elías cuando Eliseo se conformaba sólo con un tercio de él para desempeñar su propia misión! Y lo tendrá al ver el rapto de su maestro al Cielo en aquel carro de fuego.
Entre las estatuas de los Fundadores de las Órdenes Religiosas que aparecen en la Basílica de San Pedro en Roma, está también la magnífica e impresionante talla del Profeta San Elías, con la siguiente inscripción, mandada a escribir por el mismo Papa Benedicto XIII en 1725: “Universus Ordo Carmelitarum Fundatori suo Santo Eliae Prophetae erexit 1725″ (La Orden entera de los Carmelitas, a su Santo Fundador, San Elías, Profeta, la erigió el año 1725”).

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