Nota di Radio Spada: continua come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com. Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico integrale,  che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)

Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)

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  Los húngaros, pueblo nómada, de sangre fenicia y turca, sacados de su tierra de origen, las estepas del Don, llegaron en el 889 al alto Danubio y bajaron a Pannonia, bajo la guía de Arpad, fundador de la dinastía de los Arpadios que gobernaron a Hungría hasta el 1301. Constituyeron un constante peligro para Occidente, hasta que el Rey Otón I los derrotó cerca de Augusta en el 955, obligándolos a una vida sedentaria. Fue en este período cuando tuvo lugar la apertura a la predicación cristiana. El Duque Geza, habiéndose casado con una princesa cristiana, permitió que el hijo Vaik fuera educado cristianamente. Vaik recibió el bautismo en los años de la adolescencia y tomó el nombre de Esteban.

  El Santo Obispo de Praga, Adalberto, fue su guía y maestro. Se casó con la piadosa e inteligente princesa Gisela (o Ghísola), hermana del futuro emperador Enrique II de Baviera. En el año 997 Esteban heredó de su padre el gobierno del pueblo húngaro y su primer objetivo fue el de reunir los 39 Condados autónomos en un solo Estado política y religiosamente compacto. Envió a Roma a su mejor colaborador, el monje húngaro San Astric, a quien el Papa Silvestre II consagró Obispo confiriéndole la facultad de consagrar otros Obispos húngaros. Le confió también la corona con la cual Esteban, en el día de Navidad del año 1000, fue coronado Rey de Hungría, con el título de “Rey Apostólico”.

               Esteban se demostró digno de ese título: emprendió la evangelización del pueblo húngaro con la ayuda de los celosos benedictinos de Cluny, a quienes apoyó en todo el territorio con la fundación y la dotación de varios monasterios. El más célebre es el de San Martín de Pannonhalma, que llegó a ser gran centro de actividad misionera. Dividió el reino en diez diócesis y en treinta y nueve diaconías, correspondientes a los 39 Condados. Fue un monarca sabio y valiente, y también diplomático. Aunque manteniendo buenas relaciones con el vecino emperador de Bizancio, se propuso consolidar los lazos con la prometedora comunidad occidental.

               Los últimos años de su reinado, que duró del 997 al 1038, se vieron amargados por la prematura muerte del heredero, San Ernerico, y por las luchas por la sucesión. El santo rey murió en Szekesfehérvar, tras lo cual su esposa Gisela abandonó la corte y se encerró en el monasterio benedictino de Passau. Esteban fue canonizado en 1083. Desde 1631 su Fiesta fue extendida a toda la Iglesia.