Nota di Radio Spada: continua come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com. Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico integrale,  che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)

Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)

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¿Cómo ayudar a las Almas del Purgatorio? -Parte 1: Por medio del Santo Sacrificio de la Misa y la Sagrada Comunión

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA BORRA LA CULPA Y LIBERA A LAS ALMAS

               Los teólogos dan por sentado que la remisión de la pena temporal merecida por el pecado tiene lugar directamente por el Santo Sacrificio de la Misa, y esto no solo en el sentido de que únicamente Dios es quien puede conceder las gracia que estimule a realizar actos saludables que consigan la verdadera expiación. La Iglesia sostiene, con toda razón, que el Santo Sacrificio de la Misa aprovecha a los difuntos no menos que a los vivos; las Almas del Purgatorio, por estar apartadas de la vida terrena, son incapaces de merecer o conseguir algo para sí mismas; por esta razón no pueden reducir directamente la pena del pecado, por medio de actos saludables realizados en el lugar de purificación… El poder del Santo Sacrificio de la Misa es infinito en sí y por sí, aún cuando produzca sus efectos en una medida infinita y limitada… Que su fruto es limitado lo deducimos de la costumbre de la Iglesia de ofrecer diversas Misas por los mismos difuntos. La costumbre de ofrecer la Santa Misa por un mismo difuntos en días fijos, por ejemplo los días 3 o 7 de cada mes, etc., se implantó ya muy al principio en Oriente y Occidente.

               Enseña San Juan Crisóstomo “No inútilmente nos acordamos de los difuntos en la celebración del Misterio Divino y como representantes suyos imploramos del Cordero, que está ante nosotros, la remisión de los pecados del mundo: esto lo hacemos a fin de que los difuntos, por este medio, consigan algún alivio y consuelo. Y no en vano exclama el celebrante en la celebración del inefable Misterio “Por todos lo muertos en el Señor”. Esto sucede por inspiración del Espíritu Santo. No en vano han dispuesto los Apóstoles que en la celebración de los Sagrados Misterios se dedique un momento a los difuntos. Sabían muy bien que esto redundaría en provecho y beneficio de los mismos”.

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA BORRA LA CULPA Y LIBERA A LAS ALMAS

               Los teólogos dan por sentado que la remisión de la pena temporal merecida por el pecado tiene lugar directamente por el Santo Sacrificio de la Misa, y esto no solo en el sentido de que únicamente Dios es quien puede conceder las gracia que estimule a realizar actos saludables que consigan la verdadera expiación. La Iglesia sostiene, con toda razón, que el Santo Sacrificio de la Misa aprovecha a los difuntos no menos que a los vivos; las Almas del Purgatorio, por estar apartadas de la vida terrena, son incapaces de merecer o conseguir algo para sí mismas; por esta razón no pueden reducir directamente la pena del pecado, por medio de actos saludables realizados en el lugar de purificación… El poder del Santo Sacrificio de la Misa es infinito en sí y por sí, aún cuando produzca sus efectos en una medida infinita y limitada… Que su fruto es limitado lo deducimos de la costumbre de la Iglesia de ofrecer diversas Misas por los mismos difuntos. La costumbre de ofrecer la Santa Misa por un mismo difuntos en días fijos, por ejemplo los días 3 o 7 de cada mes, etc., se implantó ya muy al principio en Oriente y Occidente.

               Enseña San Juan Crisóstomo “No inútilmente nos acordamos de los difuntos en la celebración del Misterio Divino y como representantes suyos imploramos del Cordero, que está ante nosotros, la remisión de los pecados del mundo: esto lo hacemos a fin de que los difuntos, por este medio, consigan algún alivio y consuelo. Y no en vano exclama el celebrante en la celebración del inefable Misterio “Por todos lo muertos en el Señor”. Esto sucede por inspiración del Espíritu Santo. No en vano han dispuesto los Apóstoles que en la celebración de los Sagrados Misterios se dedique un momento a los difuntos. Sabían muy bien que esto redundaría en provecho y beneficio de los mismos”.