Nota di Radio Spada: continua come sempre la sua collaborazione con Radio Spada il carissimo amico Juan Diego Ortega Santana, titolare del blog sicutoves.blogspot.com. Si tratta della prima rubrica radiospadista dedicata al pubblico spagnolo e ispanofono che ci segue da anni con grande simpatia ed affetto. Un sentito ringraziamento all’amico Juan Diego, vero cattolico integrale, che in molte occasioni ci ha testimoniato il suo affetto e la sua stima. Pregate per Lui. Buona lettura! (Piergiorgio Seveso)
Nota de Radio Spada: Continúa como siempre su colaboración con Radio Spada el muy querido amigo Juan Diego Ortega Santana, propietario del blog sicutoves.blogspot.com. Esta es la primera columna de radiospadistas dedicada a la audiencia española e hispana que nos ha estado siguiendo durante años con gran simpatía y afecto. Un sincero agradecimiento a mi amigo Juan Diego, un verdadero católico integral, que en muchas ocasiones ha sido testigo de su afecto y estima. ¡Ora por él! ¡Feliz lectura! (Piergiorgio Seveso)
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¿Cómo ayudar a las Almas del Purgatorio? -Parte 3: Por medio de la mortificación y las obras de penitencia
El Obispo Keppler de Rottenberg escribe: “Además de las limosnas, también el ayuno y todas las obras de penitencia, todos los actos de vencimiento y propia renuncia, de paciencia para soportar los sufrimientos y aflicciones y, en general, todas las buenas obras, sirven para, por medio del amor, ser consumidas en dinero que se utilice para la redención de las pobres Almas del Purgatorio”.
San Nicolás de Tolentino ayunaba con frecuencia a pan y agua, se flagelaba muy a menudo hasta derramar sangre y llevaba siempre sobre sí una cadena de hierro que le rodeaba la cintura; y todo esto para el consuelo de las Almas del Purgatorio, las cuales se le aparecieron repetidas veces para darle las gracias por su ayuda.
El Bienaventurado Francisco de Fabriano, de la Orden Franciscana, ofreció todas sus mortificaciones y rigores, así los prescritos por la Regla de la Orden, como los tomados voluntariamente, sin excepción alguna, por las Almas del Purgatorio, sin retener para sí el mérito más insignificante de los mismos.
De la Bienaventurada María Ana Lindmayr sabemos que ejercitaba muy duras obras de penitencia en favor de las Almas del Purgatorio; que su comida consistía tan solo en pan y agua; según ella misma refiere, en los tres primeros meses del año 1691, ayudó a más de cuatrocientas Almas a subir rápidamente del Purgatorio hasta el Cielo.
Catalina Emmerich dice “No hay palabras para expresar el gran consuelo que reciben las pobres Almas por nuestro vencimiento y nuestros pequeños sacrificios”.
Enseña la Iglesia que en nuestra voluntad, está nuestra salvación, en nuestro querer y obrar, la condenación. El pecado se encuentra en la voluntad, en contraposición humana. Es por su propia naturaleza, una sublevación contra la Santa Voluntad de Dios. La expiación de los pecados ha de realizarse también en la voluntad.
Según explican Santa Catalina y otros teólogos, en el Purgatorio la libre voluntad del alma se conforma por completo con la Voluntad Divina, se transforma íntimamente con la Voluntad de Dios. También aquí en la tierra, el sacrificio de la voluntad es un poderoso medio de expiación y una ayuda eficaz para liberar Almas de los tormentos del Purgatorio.